Due Diligence es un procedimiento en el cual se lleva a cabo la profunda revisión a nivel financiero y legal de una sociedad. Gracias a este proceso se podrá evaluar fácilmente cuál es el grado de cumplimiento de cada empresa.
Asimismo, también se investigarán todos aquellos riesgos que puedan derivar de la compra de ésta.
En este proceso se identifica y calcula cuáles son los posibles riesgos potenciales para, de este modo, determinar mucho más fácil el mejor precio, para poder cerrar la transacción.
Este tipo de auditorías son muy útiles para que el comprador conozca con total confianza y fiabilidad qué es exactamente lo que compra y lo que vale.
El proceso de Due Diligence suele llevarse a cabo por parte del propio comprador. Por norma general, el comprador suele ponerse en manos a una empresa externa especializada en llevar a cabo auditorías de compras.
El vendedor es el encargado de proporcionar a la empresa externa toda la información que le sea solicitada.
Due Diligence, clave en una compraventa de una sociedad
El principal objetivo de llevar a cabo una Due Diligence es poder realizar una exhaustiva evaluación sobre la conveniencia, interés y rentabilidad de realizar dicha inversión.
A mayor información obtenida de la empresa que se desea vender, mejor será la conclusión que se obtenga al respecto de la compra de una empresa en concreto.
El proceso debería ser corto, pero a su vez intenso y exhaustivo para evitar demorar la compra de la empresa. Por norma general, suele haber una fecha límite que ronda entre los 30 y los 60 días.
El tiempo dependerá en gran medida del tiempo que se tarde en recopilar toda la información necesaria para realizar la evaluación.
Las materias analizadas suelen estar relacionadas con temas contractuales, fiscales, laborales y contables. Si la empresa no dispone de parte de la información que se le solicita será imprescindible que justifique el motivo.
Toda la información que se recopila será minuciosamente analizada para posteriormente redactar un informe detallado en el que se reflejan los aspectos fiscales, laborales y legales de mayor relevancia de la sociedad que el comprador conozca.
Dicho proceso comienza cuando entre vendedor y comprador se ha llegado a un acuerdo y se lleva a cabo una ‘Carta de intenciones’ donde aparezcan perfectamente detalladas todas las directrices clave para poder realizar y cerrar la futura operación.
Normalmente, dicho acuerdo también se acompaña de una cláusula de confidencialidad y un compromiso de exclusividad.
Elementos afectados por el proceso de Due Diligence
Generalmente, cuando se lleva a cabo un proceso de Due Diligencia suelen verse básicamente afectados tres elementos de las condiciones contractuales:
- Precio: Si se detecta la presencia de factores de riesgo, pueden utilizarse como herramienta conseguir una reducción en el precio de compra. Es una gran herramienta de negociación.
- Responsabilidad del vendedor: Si el vendedor incumple cualquiera de sus obligaciones, el contrato podría declararse nulo y tener que pagar una indemnización por los daños y los perjuicios causados.
- Condiciones suspensivas: La transacción puede quedar supeditada a que previamente se solucionen y regularicen las posibles infracciones o irregularidades que se hayan detectado (falta de licencias, etc.)
Sin embargo, debe destacarse que el proceso de Due Diligence no es exclusivo para aquellos procedimientos de compraventa de empresas. También se realiza en otros muchos casos, como sucede por ejemplo, en la salida a bolsa de una empresa.